Blog de critica

martes, julio 25, 2006

Isolda...


El viejo tunante entro tambaleandose de par en par, recorrio el patio el cual le parecio inmenso, mientras mas tardaba en recorrerlo su excitacion crecia a la par de sus obscenidades.
Pateo la puerta y miro asombrado que esta se hayaba no vacia¡¡¡, sino, su hermosa y joven esposa complaciendo a un mozalbete. Iracundo tomo al joven de los cabellos, este permanecio extraordinariamente inmovil, como quien dice ¡Aqui no pasa nada¡, el beodo irritado confabulo el castigo que este y su joven mujer pagarian por el perjurio y la felonia. Asi pues puso a este de frente a la pared y dijo:
Ahora pagaras por la infamia cometida en mi persona, nunca lo olvidaras y entre dicho y direte, introdujo su humanidad en las entrañas del pilluelo hasta el espasmo, el joven lloraba, mas sin embargo parecia disfrutarlo, el viejo ya iracundo y sorprendido escucha a isolda reir a carcajadas, lo cual le estropeaba el regocijo, este con voz de trueno pregunta a esta cual es el motivo de tan desordenada actitud, -que no sabes en que lio te has metido-, esta responde, -El unico chiflado y perturbado eres tu, que no recuerdas que este joven es el Eunuco que segun tu has puesto para cuidar a tu candorosa mujer- y hemos montado este cuadro para comprobar que solo eres un cerdo.
Isolda con una mirada victoriosa, con ese brillo en los ojos como de quien se considera vencedor rie con sorna, mientras el viejo toma una marca de caballo y quema las partes de esta y con voz omnipotente exclama, -esta bien, ahora entonces, cuiadale tu a el.


VAB.

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